lunes, 25 de mayo de 2015

Antón ya tiene 8

Te prometo que ya se acaba. Cuando te hablé del cumple de Anxo ya te advertí que este mes era movidito en cuanto a celebraciones en nuestra familia. Pero hoy hace 8 años que me convertí en mamá y eso no puedo dejar de celebrarlo contigo. Hoy le toca a Antón.


Este pequechiño de ojazos y pestañas larguísimas llegó a mi vida hace 8 años para darme la vuelta del revés y cambiarme para siempre así que espero que no te importe que hoy tenga una charla con él...

Antón, tu llegada a este mundo fue, igual que en el caso de Anxo, un adelanto de cómo sería tu manera de circular por él: tranquilidad y paciencia. Empezamos nuestra relación poniéndonos a prueba: tú querías tiempo para salir, yo no estaba dispuesta a rendirme. Ésa fue tu primera lección; cada cosa a su tiempo. Tu carácter no ha cambiado nada desde ese momento, sigues siendo el mismo niño tranquilo y con mirada escrutadora que hace 8 años.

Eres despistado hasta llegar a la exasperación, a mi exasperación, claro. Eres incapaz de hacer dos cosas a la vez y, aún cuando haces una, es muy probable que te despistes si encuentras algo mejor. Esto es así salvo cuando estás enfrascado en tu obsesión del momento, entonces no habrá nada que te saque de tu burbuja. Nos has hecho aprender de coches, de dinosaurios, de fútbol y ahora de geografía. Si seguimos a este ritmo nos convertiremos en la familia más culta del país. No nos importa, al final nos haces disfrutar a todos.

Eres divertido, extrovertido y parloteador. También en esto se te va la mano y cada mañana tengo que recordarte que esperes a mi primer café para someterme a tu dialéctica interminable. Eres curioso, inteligente y vivaracho. Tienes una madurez impropia de alguien de 8 años que a veces hace que lo pases mal. Tus temores acerca de la muerte y la enfermedad, la familia y la amistad, nos ponen contra las cuerdas en más de una ocasión.

Eres cariñoso y bueno, siempre dispuesto a ayudar. Tienes la capacidad de ponerte en la piel de los demás y eso te hace sufrir cuando crees que puedes hacer daño a alguien. Pero también eres fuerte y valiente, te enfrentas a los retos con seguridad y firmeza.

Ser tu madre es una de mis cosas favoritas y verte disfrutar de la vida como tú sabes hacerlo (especialmente si lo haces con tu hermano sin pelearos...) el regalo que me haces cada día. Te haces mayor demasiado rápido para mi gusto pero todavía te gusta que te arrope todas las noches antes de dormir. Espero que eso no cambie porque yo, cuando te miro a los ojos, sigo viendo lo mismo que vi hace 8 años: un amor infinito que nos une cada día.

El próximo miércoles te espero de nuevo En las nubes. Estaré encantada si me acompañas. Y ahora me voy a soplar 8 velas...








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