Realmente tengo razones objetivas para que no me guste esta fiesta. La primera es climatológica: viviendo en Galicia y, teniendo en cuenta que el Carnaval suele ser en Febrero, no entiendo que a la gente le guste salir por ahí a pasar frío con disfraces incómodos. La segunda y, tal vez más importante, son los petardos. No los soporto y no entiendo qué interés puede encontrar alguien en andar tirándolos por ahí. Pero no todo en el Carnaval es negativo.
Me encanta toda la comida que se come en estas fechas: los grelos, el lacón, las filloas, las orejas...Acabo de engordar dos kilos sólo de decirlo!
Y los disfraces! Eso me encanta. Mi debilidad son los disfraces para los más pequeñitos
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