Páginas

lunes, 13 de julio de 2015

Bérgamo con Baballa En las nubes

Niñas, me voy a Bérgamo. Con esta frase de Lucía en el chat de las Lucus Camp empezaba mi viaje a Bérgamo. No sabía situar la ciudad en el mapa pero mi cabeza ya le daba vueltas al plan y es que soy de viaje fácil así que, en cuanto huelo a escapada a mi alrededor, me pongo a hacer la maleta.



No os voy a contar los secretos de Bérgamo, eso lo hace mucho mejor Lucía en sus post, yo os voy a contar mi cómo viví yo este viaje. Un viaje inesperado que definitivamente ha cambiado para siempre mi forma de viajar.


A mí viajar me da la vida. Desde que tengo uso de razón y de dinero, aunque no sea demasiado, ha sido mi afición favorita. Me atrevería a decir que, en algunos momentos de mi vida, ha sido mi terapia. Buscar viajes, prepararlos, vivirlos, disfrutarlos después con las fotos...no hay nada que me guste más. He tenido la suerte de viajar mucho y desde muy joven. Empecé tímidamente con una acampada en los Picos de Europa a los 19 años y me tiré a la piscina al año siguiente con un Inter-Rail que creo que fue uno de los mejores viajes de mi vida.

Sin embargo, como persona tendente a la compulsión, mis viajes estaban siempre demasiado planificados y estructurados minuto a minuto. Intentaba salirme de los circuitos convencionales pero al final siempre acababa con cierto estrés por dejarlo todo "visto". Sin embargo, desde hace unos años, a lo mejor debido a que disminuí la frecuencia de mis viajes, cada vez busco más la esencia de los sitios y no tanto sus monumentos.



En mi viaje reciente a Oporto estrené esta modalidad de viaje slow pero en Bérgamo me convertí en una profesional. A lo mejor no me crees pero, antes de aterrizar allí, lo único que sabía de la ciudad es que hasta allí llegaba nuestro vuelo de Ryanair y que no estaba lejos de Milán.


Bérgamo me conquistó ya es su aeropuerto. Llegamos más tarde de la noche y nuestra primera cena en la ciudad fue un bocadillo en el bar de la sala de llegadas mientras esperábamos a que nos recogiera nuestra anfitriona de Airbnb para llevarnos a nuestra "casa" en la ciudad. A lo mejor no te parece la mejor manera de empezar un viaje pero tendrías que haber visto y probado nuestros bocatas. Decir delicioso es decir poco.


Un breve viaje en coche y llegamos a nuestro destino. Una casa maravillosa con una terraza espectacular. ¿Sabes lo primero que nos encontramos al entrar en el portal? Una bicicleta rosa digan del más encantador tablero Pinterest. Lucía y yo nos miramos y, sin decirnos nada, ambas supimos que el fin de semana iba a ser un éxito.


Bérgamo es una ciudad pequeña, perfecta para visitar en pocos días. Además está a tiro de piedra (unos 40 minutos en tren) de Lecco, donde puedes coger un barco para darte un paseo por el Lago di Como así que, esa misma noche decidimos dedicar nuestro primer día a perdernos conociendo Bérgamo y, al día siguiente, embarcarnos hacia Como.



No pudimos elegir mejor. Después de un sueño reparador y un desayuno reposado en un encantador salón de té, echamos a andar sin rumbo. La zona más antigua de Bérgamo, muy bien llamada Città Alta, se encuentra en una colina elevada y rodeada por una muralla así que te recomiendo que aproveches el funicular para la subida.



El casco antiguo es una sucesión de monumentos impresionantes y edificios maravillosos con esa pátina estucada que es marca de la casa. Caminar por su pavimento empedrado deteniéndonos a cada paso para una foto, para entrar en una tienda, para una caffe latte es pura delicia.



























Bérgamo es la ciudad de Donizetti así que si tienes la suerte que tuvimos nosotras, puede coincidirte viajar en la semana de su conmemoración así que podrás disfrutar de una ópera a un precio regalado a las 4 de la tarde.





























Bérgamo es una ciudad para disfrutar despacio, para detenerte a fotografiar un camión con flores, para disfrutar de sus patios con ropa tendida, para mirar hacia arriba y adivinar las vidas que se esconden tras las ventanas.













































Bérgamo es una ciudad para disfrutar dentro y fuera de casa, es una ciudad para desayunar un café en la terraza sin prisas por salir a patear, para sobremesas de horas compartiendo confidencias con tu amiga, para pasear descalza por esos suelos que también cuentan historias.



Disfrutamos tanto que se nos olvidó entrar en el Duomo, aprovechamos el tiempo también para leer, para escuchar música, para hablar de nuevos proyectos. No nos acercamos a Milán porque preferimos empaparnos de Bérgamo. Yo no me arrepiento. Creo que Lucía tampoco.

¿Te han quedado ganas de visitar Bérgamo? No te pierdas el blog de Lucía con todas sus recomendaciones. Si te animas espero que me lo cuentes aquí. Porque Bérgamo bien vale una escapada...


3 comentarios:

  1. Yo que quieres que te diga, que lo pasamos bomba fue un viaje muy muy slov y perfecto. Duomo y Milán, está claro tenemos que hacer otra escapada :)
    Gracias por acompañarme y por ser mi amiga.

    ResponderEliminar
  2. Yo estuve en Bergamo y no lo ví, bueno en su aeropuerto. Y ahora me entrar unas ganas locas de conocerlo.
    Me ha encantado tu frase de "cada vez busco más la esencia de los sitios y no tanto sus monumentos", es lo que siento yo. Los monumentos me defraudan, ver las pequeñas cosas es lo que hace a los sitios grande.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Ala lo has conseguido, quiero ir!!!! Pero no de querer así solo, sino de necesidad fisica, y si es solo viaje de chicas empiezo a hiperventilar de la emoción !!!

    ResponderEliminar